Niños generosos, pero ¿padres…?

Mañana celebramos el Día del Niño, pero ¿qué significa ser niño?

Los psicólogos lo definen como una etapa evolutiva que abarca desde los primeros años de vida hasta la pubertad (alrededor de los 10 u 11 años). Otros explican esta etapa por sus características de ingenuidad, inmadurez, juego, curiosidad, espontaneidad, etc.

La niñez, según los psicólogos, es la etapa más importante de la vida donde se adquieren los conocimientos, habilidades y capacidades que los determinarán en su vida. Y ¿quién o quiénes serán los autores de esta formación? En primer lugar, los padres y enseguida los maestros.

En otras palabras, el ejemplo y modelo de los adultos será el mejor consejo para aprender a ser una persona de bien y de provecho. ¿Estamos cumpliendo esta misión?

Esta semana recibí decenas de comentarios sobre el artículo publicado el domingo pasado “¿Quién tiene la estampita 25?”.

Muchas opiniones estaban a favor de coleccionar porque es una excelente excusa para unir más a la familia y alejarlos un poco de la tecnología. Otros manifestaban que los adultos pueden apoyar, pero no son los agentes primarios de esta actividad y deberían dejar a sus hijos solos solucionar sus problemas.

Quisiera presentar dos mensajes que me llamaron la atención con respecto a este tema. El primero es de un chico de sexto de primaria: “Soy Alejandro y quisiera regalarle la estampita 25. ¿Cómo se la hago llegar?”.

Éste es un gran detalle de generosidad y no pedía nada a cambio. Sinceramente enterneció mi corazón y le agradecí su acto de altruismo. Lo felicité y lo motivé para que siga teniendo ese gran corazón.

El segundo mensaje era de una mamá: “Estoy impactada con la actitud de algunas mamás. Mi hijo fue a estos lugares de intercambio de estampitas y se le acerca una mamá y le pide intercambiar dos estampitas que le faltaba a su hijo. Mi hijo se las intercambia por otras dos estampitas a pesar de que ya tenía todas las que traía la mamá. Pocos días después se encuentra la misma mamá y ve mi hijo que traía la estampita que a él le faltaba para completar su álbum. Y le dice que claro, pero a cambio de 80 estampitas. ¡Cómo! Y le dice la mamá: ‘Esta estampita vale mucho porque con esa llenarás tu álbum’. Mientras ocurría esta situación estaba el hijo de la mamá en su celular y ni una palabra decía. Mi hijo enojado me dijo ‘¿por qué algunos adultos son muy abusivos?'”.

Me llama la atención cómo los niños tienen un corazón lleno de filantropía, pero por qué algunos cambian cuando llegan a ser adultos. Algunos de ellos justifican su actitud ambiciosa y egocéntrica en pro de sus hijos.

¿Qué es más importante? ¿Que mi hijo sea el primero en llenar uno o dos álbumes o ser ejemplo de solidaridad y agradecimiento?

México es un país de gente solidaria y entregada a los demás y lo ha demostrado en cada tragedia que nuestra gente ha sufrido. Pero, ¿por qué es necesaria una tragedia para demostrar nuestra bondad? Hay que demostrarlo en cada uno de nuestras acciones pequeñas y diarias.

Un niño que observa padres cordiales, respetuosos y amables nunca perderá su actitud de generosidad. En cambio, si observa padres aprovechados ante la necesidad y fragilidad de los demás, será una persona abusiva toda su vida.

Autor: Jesús Amaya
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Publicación original: Periódico El Norte, Sección Vida.
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